Entre manicuras y pestañas postizas

#historia2

Tapachula (México), 3 de junio de 2019

El otro día fui al salón de belleza.

Me encanta el ritual marujo de dedicarme un tiempo y que me manoseen.

Manicura, pedicura, tratamientos con piedras calentadas en el fogón de la abuela y rociadas con agua del rocío de Sevilla, masajes ultrasónicos para teletransportarme a Marte con aromas de cilantro enchilado, tratamientos faciales para aparentar 33 y no 35 y tres cuartos, ventosas chinas para la circulación…

En fin, que si no hay aguja de por medio, de vez en cuando me doy el gustazo.

Total, que a estas edades sigo mordiéndome las uñas, así que más que una manicura, le he pedido a Nodirah que me reconstruyera eso que tengo al final de los dedos.

Y, ya que me tocaba esperar casi una hora, digo: ‘Pues una pedicura no estaría mal’.

Así que he salido del salón sintiéndome Sofía Loren cuando no usaba peluca.

Hasta que me he resbalado con un charquito de agua y casi me escalabro.

De verdad, qué poco me dura el glamour.

Cuando estás cara a cara y a menos de un metro de otra persona durante una hora, pues como que la conversación se da aunque tu enano favorito sea Mudito.

Nodirah me contó que estudió periodismo y que hacía cursos de estética por hobby: ‘Me gustaba juntarme con mi familia y mis amigas los fines de semanas, y ponerlas aún más lindas de lo que son’.

Hobby que, con los años, ha resultado traerle tres veces más ingresos que cualquier trabajo de periodista que encontraba en la ciudad, así que se lió la manta a la cabeza y abrió su negocio.

‘Es que es muy buen negocio.

Para la tapachulteca, llevar las manos y los pies perfectos es una necesidad básica, como comprar comida y tener una casa.

Es algo que está en nuestra cultura.

Mira, estoy segura de que tú quieres las uñas cortas y rojas, ¿me equivoco? Si es que las europeas sois bien conservadoras’

Pues la acertó de pleno.

Cuando veo uñas de 3 cm de colores pastel y con brillantes, pienso:

1. Pero ¿cómo pueden subirse la cremallera del pantalón?

2. ¿No le dan a la tecla equivocada del móvil?

3. Es latina, fijo.

Toma prejuicio por la escuadra.

Y es que, por mucho que tenga un discurso bien construido en la cabeza de lo que quiero creer, mi cerebro a veces me deja clarito que esto de desmontar prejuicios y estereotipos dura toda la vida, por mucho que viaje por ahí.

Imagina si es la primera vez que viajas a una cultura muy distinta a la que te ha visto crecer, con códigos distintos, valores distintos, idioma distinto… Madre mía, ¡te pueden salir prejuicios hasta por las orejas!

Jajajaja.

Así que, si quieres irte bien, volver mejor y no pifiarla en el camino, aquí:

Tendiendo puentes en un mundo diverso

Un abrazo,

Anna

Pst, pst: Esto de llevar uñas postizas es una maravilla, puedo volver a rascarme como una persona normal.

Anna Rodríguez Casadevall
anna@ideasontour.com