Mariposas en el estómago…China, I’m ready!

23 de septiembre de 2017

Interculturalidad formación expatriadosDe nuevo esas mariposas en el estómago… En el estómago, la barriga, el pecho… Y ¡cómo me gustan! A menos 24 horas de tomar un avión a China, país donde viviré durante los próximos 9 meses.

China. Nada más y nada menos.

Un país que para nada entraba en mis opciones y que ha llegado así, de sorpresa, como llegan las cosas buenas.

Mis planes eran volver un tiempo a Barcelona, ubicarme, disfrutar de mi gente de acá, que tan bien me trata siempre y a quien tanto echaré de menos (sí, sí, a cada uno de vosotros y vosotras, ya lo sabéis… incluso a quienes me llamáis ‘Annuska pelandruska’), del Mediterráneo y ya después viajar durante meses por el Sudeste asiático o por América Latina.

Y, así, sin esperarlo, un buen día, me ofrecen trabajo en China. Aluciné.

Me decidí por aceptar el reto del gigante asiático, no sin antes enfrentarme a prejuicios y dilemas éticos.

Sí, dilemas porque me he pasado un año facilitando talleres donde denunciaba la explotación laboral de las grandes corporaciones electrónicas en China y nuestra responsabilidad como ‘Occidente’, y quería asegurarme de que no iba a fomentar justamente esa explotación ni entrar en esa rueda.

Así que, una vez asegurado eso, y entre cumbias, piscos y cotidianidades cusqueñas, acepté el empleo en China.

Viviré en Changsha, en la provincia de Hunan, y voy a trabajar en el mundo educativo y de formación, algo que me apasiona.

Pero lo que me ha llevado a liarme la manta a la cabeza, posponer planes de viajes itinerantes y enfrentarme a una realidad tan desconocida para mí ha sido una: curiosidad.

Dicen que la curiosidad mató al gato, pero quien afirmó esto debería de aburrirse mucho. Pero mucho, mucho…

¿Cómo será el lenguaje no verbal? ¿Moveré demasiado las manos? ¿Hablaré demasiado alto? ¿Saludaré como esperan? ¿Faltaré al respeto sin darme cuenta? ¿Sabré moverme en mi día a día sin sudar la gota gorda? ¿Llegaré a donde tengo que ir o llegaré a otra ciudad? ¿Me gustará la comida? ¿Encontraré ropa de mi talla? ¿Encontraré un buen maestro o maestra de artes marciales? ¿Cómo podré capear la censura de internet? ¿Podré vivir de nuevo bien sola después de estar más de cuatro años conviviendo y compartiendo? ¿Soportaré vivir en un país con una dictadura capitalista camuflada de comunismo?

No lo sé.

Preguntas más o menos existenciales pero preguntas, muchas preguntas… Poco a poco o de golpe, ya iré encontrando las respuestas. Es parte de la diversión, ¿no?

Por cierto, un detallito sin importancia: no hablo chino. Ni una palabra, nada de nada.

Pero estoy deseando empezar. Me encanta aprender el idioma de los lugares donde vivo, aunque solo me de para aprender algunas palabras y tener conversaciones sencillas. En Praga aprendí checo; en Cusco, quechua y ahora voy a intentarlo con el chino.

Las lenguas tienen la riqueza de ayudar a comprender la realidad de un lugar, los matices de una sociedad, su manera de ver e interpretar el mundo. Son como piezas de un puzzle que va encajando a medida que distingues colores, tonalidades y formas. Me apasiona.

El resumen es que me espera una aventura que estoy deseando vivir, sentir y disfrutar. No he buscado información, no he tenido tiempo en estos 19 día entre Perú y China, me voy “a lo loco” pero encantada de la vida.

Hoy, buscando en el baúl de los recuerdos en casa de mis padres, encontré varias joyitas que me sacaron una sonrisa (y alguna carcajada).

Entre ellas, la foto que encabeza este escrito ¿has visto qué cara de felicidad? Pues te aseguro que es la misma que llevo hace semanas con todo lo que me está sucediendo.

¿Quería viajar? ¿Quería vivir en lugares desconocidos, comprender otras culturas? ¿Quería cumplir sueños? Pues ya lo estoy viviendo y disfrutando. Me siento tan reconocida en esta cara de la Anna niña, que no puedo dejar de compartirla.

Y esto puede sonar como quieras que suene, pero de verdad que quien la sigue la consigue. Las cositas que deseamos con todo nuestro ser llegan en algún formato, que quizá no sea el que esperamos pero nos puede sorprender.

Llevo desde los ocho años deseando ‘coger la bicicleta y dar la vuelta al mundo ‘y, si miro atrás, ahora y adelante, siento que estoy en ello.

Y eso ¿a dónde me lleva? Al mejor lugar: a ser feliz.

¿Qué te hace feliz a ti? 

Anna Rodríguez Casadevall
anna@ideasontour.com