Mismo idioma, distinta realidad.

Interculturalidad formación expatriados

Cuando trabajaba en relaciones internacionales, en la universidad, muchas estudiantes (porque la mayoría eran chicas) me decían:

Anna, yo no hablo inglés y paso. Quiero irme a América Latina, que ahí nos entendemos todos’. 

Jojoojjoo.

Cuando me decían eso, me las imaginaba aterrizando en Argentina o Uruguay y diciéndole a sus compañeros de universidad o de prácticas:

– ‘Espera, que cojo un par de peras para el camino’.

– ‘Vamos a recoger a Luis, que nos está esperando en su casa’. 

– ‘Me voy corriendo a coger el bus’.

Y también las imaginaba en Perú: 

– ‘Mira, te sentaste en la hierba y ahora tienes una mancha en el culo’. 

– ‘Hola. Quiero un kilo de aguacate’.

¿Ves algo raro en estas frases? ¿Te has reído con alguna de ellas? 

Bueno, pues ambos son casos reales que varias estudiantes me comentaron a su vuelta a Barcelona. 

En Argentina y Uruguay, ‘coger’ es, literalmente, ‘tener sexo’. En España, ‘coger’ es un verbo que se usa para todo: agarrar, tomar, comprar, etc.

Así que no veas el cachondeíto que tenían con ellas hasta que algún alma caritativa las ponía en contexto.

En Perú, especialmente en zonas andinas, la palabra ‘culo’ es muy fuerte. No se usa nunca, sino que se utilizan palabras como ‘poto’, ‘colita’, ‘cola’, ‘trasero’ o ‘pompas’. 

No hubiera pasado nada si no fuera porque las chicas hacían sus prácticas en un centro de acogida para menores, quienes las miraban escandalizados sin entender porqué sus profes españolas les hablaban tan mal. 

La frase ‘Hola. Quiero un kilo de aguacate’ es demasiado directa. 

En algunas zonas de Perú (y en muchas regiones de América Latina), el lenguaje es indirecto, se utilizan más palabras para darle contexto a lo que se va a decir, especialmente cuando se va a pedir algo o rechazar un ofrecimiento. 

¿Cómo sería esa frase en un mercado del Cusco? Más o menos, así: ‘Buenos días seño, ¿cómo está? Una preguntita, ¿a cuánto sale el kilo de palta?’

¿Ves la diferencia? 

Con la primera pregunta, a ojos de la vendedora, las estudiantes parecían enojadas e irrespetuosas y, con la segunda, le hablan a la señora con el mismo tono de voz y estilo que ella y sus clientes usan habitualmente. 

Muy a menudo he visto cómo hay personas que reducen las diferencias culturales a diferencias de idiomas. 

Y no es así. 

América Latina va del norte de México a la Patagonia, al sur de Chile y Argentina. 

España es un país muy chiquito con mucho ego histórico y poco conocimiento de la historia de los pueblos originarios de América Latina, de su historia reciente y de su actualidad.

Aunque se hable un idioma común, en América hay infinidad de lenguas con más o menos reconocimiento oficial y con más o menos hablantes, infinidad de cosmovisiones y distintas realidad que hacen que la lengua evolucione de forma diferente. 

Que se hable el español no es garantía de que nos vayamos a comprender. 

Vamos a entender las palabras (el continente), pero no siempre el significado (contenido) ni la intención (ruido). 

Y el proceso de aprendizaje es una pasada, pero no siempre un camino de rosas.

Así que, si quieres una formación para que tus estudiantes o personas voluntarias se vayan ‘por ahí’ sin pifiarla más de la cuenta, en el enlace: 

Formación para universidades y organizaciones

Pst, pst: Porque, aunque no hay métodos infalibles que eviten al 100% imprevistos ni situaciones que hacen decir ‘tierra trágame’, también sabemos que, cuanto más preparados suben al avión los estudiantes, menos opciones tienen de ‘liarla’ en la otra punta del mundo.

Anna Rodríguez Casadevall
anna@ideasontour.com