Modelo de orientación hacia los valores (Kluckhohn).

Interculturalidad formación expatriados

De los modelos que conforman la interculturalidad, hay una muy sencilla que no suele comentarse demasiado y que es una de mis favoritos.  

Es del antropólogo cultural Clyde Kluckhohn, se publicó en los 60 del siglo pasado, de forma póstuma, y se la conoce como el ‘Modelo (Kluckhohn) de orientación hacia los valores’. 

En fin, que los buenos antropólogos tienen una paciencia sobrehumana y Kluckhohn no fue una excepción. 

Durante décadas (de mediados de 1930 a finales de los 50), se dedicó a observar a grupos sociales de culturas bien dispares y concluyó que las culturas pueden clasificarse de acuerdo a seis asunciones básicas

1. Dominantes, en harmonía con o subyugadas a la naturaleza. 

2. Orientadas al pasado, al presente o al futuro. 

3. Culturas de ‘hacer’ o de ‘ser: orientadas a la tarea o a las relaciones. 

4. Individualismo y colectivismo.

5. ¿El espacio es público o privado?

6. Naturaleza humana (¿somos buenos, malos o un poco de cada?)

Ojú, cuánta abstracción, ¿no?

Aterricemos un poco… Veamos un caso práctico relacionado con el punto 3, ese de ‘hacer’ o ‘ser’. 

Bryce es de Estados Unidos y lo que cuento sucedió en México. 

Después de una comida y una charla informal, quedó en tomar una café con un amigo mexicano (pongamos que se llama Leonardo) que quería proponerle un proyecto.

Se citaron en una cafetería para lo que Bryce creía que sería una reunión de una horita. 

Leonardo apareció media hora más tarde de lo acordado con su hermano y se llevaron a Bryce a las oficinas de la empresa a conocer a los jefes del negocio sin haberlos avisado antes.

Pero ahí estaban los jefes, listos para la reunión.

Querían que conocieran a Bryce, que tomaran un café, charlar de las nuevas ideas para aumentar ventas y ‘ver qué onda’. 

Seis horas. 

Ese es el tiempo que pasó desde que los dos aparecieron en la cafetería, se lo llevaron a las oficinas y ‘lo soltaron’. 

Cuando volvió a casa, me dijo: ‘Anna, no he entendido nada. He perdido seis horas de trabajo y ni siquiera hemos hablado del presupuesto’.

Jajjjajajajaja.

Yo me tronchaba viendo su cara de estupefacción y su versión de la historia.

Y es que vi claramente dónde estaba el conflicto. 

En los Estados Unidos, lo importante es hacer, el aprovechar el tiempo, el cumplir objetivos establecidos y ser productivo. Se valora el HACER, el cumplir tareas. 

En México, lo primero son las relaciones personales, lo importante es conocer a la persona. Todo fluye con más facilidad, no hay tanta rigidez en la duración de las citas y se valora el tiempo dedicado a otras personas como positivo, no se percibe como una pérdida de tiempo. Se valora el SER, el conocer a las personas. 

Y gestionar estas diferencias no suele ser fácil al principio. 

Las personas de cada cultura partimos de nuestros valores y asunciones, de lo que cada una consideramos más importante, sin darnos cuenta de que la otra parte no lo ve igual, no entiende qué está pasando ni por qué ’los otros’ actúan tan raro (o incluso se siente ofendido o que le están faltando al respeto). 

Ay, amiguito,amiguita, las relaciones interculturales son más complejas de lo que parecen a simple vista.

Comprendamos para convivir mejor.

Un abrazo,

Anna 

Pst, pst: En las sesiones y formaciones, vemos y comprendemos cada una de las asunciones de Kluckhohn. Bueno, las del señor de nombre complicado y muchas otras, of course.

Pst, pst 2: Como siempre, toda generalización sirve para establecer unas líneas base, una ayuda para no sentirse tan perdido en una nueva cultura que aún desconocemos bastante. Luego, cada persona es un mundo. Hay mexicanos obsesionados con la gestión del tiempo y estadounidenses deseando conocer a la familia extensa de todos sus compañeros de trabajo.


Anna Rodríguez Casadevall
anna@ideasontour.com