La historia única
Siempre tengo muy presente a la escritora nigeriana Chimanda Ngozi Adichié y su mensaje sobre el peligro de la historia única.
Adichié cuenta que nuestras vidas y nuestras culturas están hechas de muchas historias interrelacionadas y que, si prestamos atención a una única versión sobre una persona o un país, corremos el riesgo de caer en una incompresión monumental.
Y es que las personas no somos lo que decimos, sino lo que hacemos.
Puede parecer obvio pero, si lo piensas bien, no lo es tanto.
📍¿Por qué hay tantos prejuicios desconfianza y malentendidos entre nacionalidades?
📍¿Por qué es tan normal oír que si ‘éstos son así y éstos, asá’ o que ‘no te puedes fiar de ellos’?
📍¿Por qué escuchamos que los X son mentirosos?
📍¿Por qué hay culturas que no tienen lengua escrita pero una riqueza brutal en lenguaje e historias orales?
📍¿Por qué nos gusta que nos regalen el oído y nos creemos cosas que sabemos (y es que lo sabemos) que no son tan verdad como quisiéramos?
Ay, amiguita, todo este intríngulis de palabras, mensajes, códigos, mensajeros, receptores, interpretaciones, cosmovisiones, imaginarios y realidades, se llama cultura e interculturalidad.
Y es la bomba… entendiendo bomba (mira qué cantidad de significados que tiene esta palabra) como algo muy bueno pero también como algo bien explosivo que nos puede lastimar si no sabemos gestionar.
¿Ves como el lenguaje puede ser confuso incluso cuando compartimos cultura?
Cultura
Para Triandis (2004), la cultura son todos los símbolos y valores objetivos y subjetivos hechos por el ser humano y que acompañan nuestro ‘grupo social’, esa sociedad donde crecemos y de la que nos sentimos parte.
‘Nuestra’ cultura es la manera cómo pensamos, sentimos y nos comportamos (Nunez, Mahdi-Nunez y Popma, 2017). Los códigos que compartimos con otras personas del mismo lugar y la misma época (lengua, ropa, estilos de música, lenguaje corporal, etc).
Geert Hofstede (1991) dice que la cultura es la programación colectiva de la mente, que distingue los miembros de un grupo de otro grupo, unas personas de otras. Es decir, que una sola persona no puede crear una cultura, sino que una ‘cultura’ nace, se crea y se define siempre a partir del grupo, del colectivo, de la sociedad.
Y es que, aunque las personas siempre somos únicas e irrepetibles, y tomamos nuestras propias decisiones, nuestra cultura de origen tiene una influencia brutal.
Lo importante es tener claro que la cultura se aprende, que no es algo natural con que nacemos.
La dificultad aparece cuando nos plantamos en otro lugar y esos códigos y valores son distintos o se expresan de distinta forma, y seguimos pensando que los nuestros son los válidos, los que todo el mundo va a seguir.
Pues no.
Ahí es donde entra en acción mi parte favorita: la interculturalidad.
Interculturalidad
La más sencilla y clara, es la definición de Hidalgo (2005): la interculturalidad es la relación, intercambio y enriquecimiento mutuo entre distintas culturas.
La UNESCO se refiere a la construcción de relaciones equitativas entre personas, comunidades, países y culturas, e incluye elementos históricos, sociales, culturales, políticos, económicos, educativos, antropológicos, ambientales, entre otros.
Pero, de todas las existentes (que haberlas, haylas), la que más me gusta es la de Marakan (2012), que va más allá y defiende que la interculturalidad es una herramienta de emancipación, de lucha por una equidad real, en el sentido no solo cultural, si no también material.
Un apunte: recuerda que interculturalidad y multiculturalidad son distintos. Mientras que interculturalidad implica un punto de encuentro y diálogo entre culturas, multiculturalidad se da cuando varias culturas simplemente conviven sin relacionarse, sin diálogo ni punto de encuentro. Algo demasiado común, lamentablemente.
Ahora, uniendo interculturalidad y viajes, dale vueltas a estas preguntas:
📍 ¿Cuántos malentendidos y momentos de tensión te ahorrarías en tus viajes si le prestaras algo más de atención a esto de la interculturalidad?
📍 ¿Cuánto más disfrutarías de convivir en una comunidad pequeña del Petén guatemalteco si comprendieras su manera de mirar e interpretar el mundo, su ‘cosmovisión’?
📍 ¿Cuántos quebraderos de cabezas te ahorrarías si supieras que algo que parece tan simple como sí y no no son conceptos universales y que no se expresan igual en todo el mundo?
De un modo u otro, por mucho que te prepares, algunos conflictos culturales y el choque cultural aparecerán de vez en cuando porque las cosas hay que vivirlas para interiorizarlas.
Pero podrás disfrutar muchísimo más de toda tu experiencia por el mundo y ser más consciente del impacto de tu viaje allá donde vayas, de la riqueza de la diversidad y de todo lo que ésta aporta a tu vida.
Así que yo, sin duda, me voy de la manita con la interculturalidad.
‘El viaje puede ayudarnos a abrir mente y corazón a personas de todo el mundo. La formación intercultural puede ayudarnos a transformar pensamientos y emociones sobre un nuevo lugar para tener una percepción empática de su gente.’
Mark Twain (1835-1910)
Referencias:
Rodríguez Casadevall, A. y De Ramón Felguera, D. (2016). “Di-soñando ideas, visiones e iniciativas. Convirtiéndolas en un proyecto compartido, nacido de encuentros en torno a la Animación Sociocultural”. En Andando Caminos, Abriendo Veredas. Proyectos y experiencias de Animación Sociocultural. València: AUCA Projectes Educatius.
Nunez, C.; Nunez-Mahdi, R. y Popma, L. (2017): Intercultural Sensitivity. From denial to intercultural competence, 4th edition. Assen: Koninklijke Van Gorcum BV.